Extorsión Telefónica desde carcel del DF

La Crónica Por: Mael Vallejo | Ciudad Martes 7 de Marzo de 2006 | Hora de publicación: 03:27

El martes Pedro levantó el teléfono. Era un sujeto que afirmaba tener secuestrado a Jaime, su hijo de 12 años, a quien describió con mucha precisión. Pensó que era broma y colgó. El aparato sonó de nuevo, era la misma voz, aún más amenazante: mataría al niño si Pedro no entregaba pronto 10 mil pesos en tarjetas para teléfono celular.
Las llamadas fueron hechas desde una caseta telefónica del Reclusorio Oriente, según las primeras investigaciones; sin embargo, Pedro nunca escuchó la advertencia que las autoridades pusieron para identificar las llamadas que provienen de los penales, por eso decidió negociar.
—¿Ya tienes el dinero?
—Por eso, a ver, cuánto quieres.
—Quiero diez mil pesos y los quiero en tarjetas de teléfono celular de 500 pesos.
—Pero ¿cómo te las entrego?
—Las rascas y me pasas los códigos y luego te pongo a Jaime en la línea.
De acuerdo con investigaciones que la organización no gubernamental Consejo para la Ley y los Derechos Humanos realizó, los reos encontraron dos nuevas formas de evitar la llamada de advertencia.
En lugar de utilizar tarjetas telefónicas Ladatel, recurren a tarjetas Multifón, que enlazan las llamadas a una central desde la cual se contacta al destinatario.
También llaman a un cómplice que les enlaza con el destinatario por medio de un conmutador.
—Pero ¿cómo se que no le vas a hacer nada?
—No le voy a hacer nada, cómpramelas y ya te entrego al niño— decía la voz del teléfono.—Déjame hablar con el niño.
—Hasta que tengas eso.
Informes de reos refieren que los custodios de los centros penitenciarios están al corriente de las llamadas de extorsión e incluso protegen a los delincuentes, negándole a los reclusos el uso de las cabinas telefónicas que son utilizadas por los extorsionadores.
“Además de las amenazas de los que extorsionan, para que las cabinas no las utilicemos y estén libres todo el tiempo, los custodios nos dicen que si hablamos por ahí nos van a llevar a una zona de castigo”, afirma un interno en una grabación que está en poder de Crónica.
Al escuchar el tono de voz del presunto secuestrador, el padre intenta retomar la negociación.
—No, cálmate, queremos negociar (no queremos) problemas”. Sin embargo el tono de voz no cambia: “Entonces en cuánto (tiempo) me las tienes (las tarjetas).
—En unas dos horas.
—No, no mames, no estamos jugando.
—Quiero escucharlo.
—Entonces ahí te ves, y ya valió madre tu hijo.
Además de esta técnica, informes de la misma ONG señalan que afuera de los reclusorios capitalinos existe venta de chips de teléfono celular con un costo de 150 pesos con 300 pesos de tiempo aire.
Así, los internos no necesitan comprar tarjetas de prepago. Cada banda de extorsionadores posee hasta 80 chips, lo cual dificulta rastrear las llamadas.
Pedro insiste, quiere confirmar que el delincuente tiene en su poder a Jaime.
—Quiero escuchar a mi hijo, quiero escuchar a Jaime.
—Dame las tarjetas.
—Quiero escucharlo
—Nel, ahí te ves.
Al final, Pedro decide no entregar el dinero. Sospecha que su hijo no está secuestrado. Se da cuenta que estuvo a punto de ser una víctima más. Según datos de la misma organización, en promedio se realizan 200 intentos de extorsión cada 24 horas en el Distrito Federal y área conurbada.

* Acciones insuficientes
A pesar de que el gobierno local ha implementado medidas para inhibir las extorsiones telefónicas fraguadas desde penales, estas continúan.
—El 29 de noviembre de 2005, cuando se firmó un convenio entre los gobierno federal, local y la empresa Teléfonos de México, todas las llamadas provenientes de casetas telefónicas localizadas en penales, tienen un mensaje previo que los identifica como tales.
—El 9 de diciembre se puso en funcionamiento el sistema para bloquear las señales de los celulares en el Reclusorio Norte.
—Además, se publicaron en la página de internet del GDF, 438 números telefónicos de las casetas ubicadas dentro de las cárceles capitalinas.